miércoles, 16 de diciembre de 2015

Carta de una nieta a su abuelo

      “Querido Abuelo:
     Como no pude estar contigo la noche del jueves, y como no voy a estar contigo hoy, quería escribirte una carta para que tú sepas cuánto te quiero, cuánto te voy a echar de menos y cuánto cambiaste mi vida. Me gustaría haber podido decirte todo esto mientras estuviste con nosotros, pero sé que tu espíritu sigue iluminando. Esta mañana me desperté a las cinco y salí en bicicleta. Hacía mucho frío, estaba lloviendo, y además no había ni siquiera un atisbo de luz. Me sentí muy triste y sola mientras monté mi bicicleta por siete millas para llegar a mi práctica de remos. Miré a los lados y pensé en algunos momentos especiales que había tenido contigo, y de repente, tuve otro. Las nubes se abrieron y mientras salía el sol, la combinación más perfecta de rosa, azul y amarillo pintó el cielo e iluminó el frío y el oscuro camino que había estado llevando. Paré de llorar y comencé a sonreír, sabiendo que tú me estabas cuidando a través de esta pintura en el cielo. En ese momento supe que había algún Dios guiándome a ti.
     Aquél fue el momento más reciente que tuve contigo. Ahora déjame ir de nuevo cuando yo tenía siete años, a uno de los momentos más felices de mi niñez. Llegaste a mi casa a medio día y me dijiste que tenías una sorpresa en el coche. Salí de mi casa corriendo y cuando abrí el maletero, vi un cerdito rosado adentro. Lo agarré y le di un beso enorme en la nariz, hiciste lo mismo. En ese momento noté a quién había salido a mi gran amor por los animales. Ese fue un momento inolvidable en mi vida. Me sentí como una princesa que había encontrado su príncipe y el príncipe era mi abuelo. Un hombre amable, familiar, creativo, inteligente y que amaba a los animales tanto como yo, ¿qué más puede buscar una princesa pequeña?
     Antes de terminar esta carta quiero darte las gracias por todo lo que has hecho por mí. Me presentaste mis tres grandes amores, los animales, el arte y un gran modelo a seguir, tú. No estuviera sacando un Master en Historia del Arte en Oxford sin tu dirección artística. Es en gran parte por ti que he alcanzado todo esto, y no hay suficiente tiempo para decirte lo mucho que te lo agradezco. Te quiero mucho y nunca me olvidaré de uno de los hombres más especiales que he conocido en mi vida: mi abuelo.
     Nos vemos este miércoles a las seis de la mañana en Radley, Reino Unido. Voy a tener puesta una chaqueta roja y un casco gris.
     Hasta pronto’’.
(Extraída de EL NUEVO HERALD)

2 comentarios:

  1. Es una carta muy bonita y sentimental, y muchas veces cuando un ser querido se muere estamos muy tristes pero tenemos que recordar, que desde allí arriba nos siguen cuidando y observandonos y siempre estaran en nuestro corazón.

    ResponderEliminar
  2. Esta carta es muy bonita, me ha encantado,y opino muy parecido a lo que ha escrito Ainara.

    ResponderEliminar