jueves, 14 de diciembre de 2017

PROFESORES DE PUERTAS ABIERTAS


     En el instituto Julio Verne de Leganés (Madrid) cinco profesores de distintas asignaturas dan clase a la vez en la misma aula. El tema es la Guerra de la Independencia y cada uno lo explica desde lo que domina. La de Dibujo disecciona a Goya y el de Literatura analiza poemas sobre los convencionalismos sociales. La de Biología relata las grandes expediciones científicas que comenzaron durante la Ilustración mientras la de Historia habla de Napoleón. La sesión termina con Abba cantando Waterloo en YouTube, una idea que se le ocurrió a Elena Cordón, la de Inglés, que es la más joven del grupo.
Parece un poco caótico, pero el aula tiene 100 metros cuadrados y los 51 alumnos -han juntado dos clases de 4º de la ESO- permanecen inusitadamente atentos. No se distraen. «En 20 minutos he aprendido más que en dos días», expresará luego a la salida el quinceañero Alejandro Utrilla.

     Esta peculiar forma de dar clase todavía es experimental en el instituto. La idea es implantarla al menos una hora a la semana a partir del curso que viene para que los estudiantes aprendan a «relacionar lo que aprenden» y se den cuenta de que «en la vida no hay compartimentos estancos», en palabras de su impulsora, Ana Hernández Revuelta, que es la jefa de estudios y también la profesora de Dibujo que explica a Goya a partir de los Hermanos Chapman.

     Ella y sus compañeros dan la clase juntos, evalúan en común y se observan unos a otros en una forma de entender la enseñanza que no es frecuente. Hace unos días, el Informe PISA tiraba de las orejas a los docentes españoles por lo mucho que les cuesta trabajar en equipo. La mayoría lo reconoce en privado: un «exceso de celo» les lleva a considerar «una intromisión» que otros compañeros se metan en sus clases para observar cómo lo hacen.«En este colectivo todos pensamos: 'Yo soy el mejor', y eso es un problema. Todos tenemos que aprender de todos», reconoce Charo Trujillano, la profesora de Historia, que ha puesto a los alumnos a analizar el decreto que Napoleón firmó el 3 de junio de 1808 para justificar su invasión a España.

     Trujillano es la más veterana y reconoce que no está acostumbrada a compartir los trucos que ha atesorado durante lustros. Pero está en ello. Porque en el instituto todos se dieron cuenta de que lo que estaban haciendo no servía.

     "El sistema no funciona"

     «Los chicos se aburren y nosotros también. Todo el mundo ve que las cosas no funcionan, que hay un nivel de suspensos y de abandono importante. Y el hartazgo es tan grande que algunos nos estamos poniendo las pilas. No puede ser que haya profesores que estén deseando jubilarse», dice Hernández Revuelta.

     Continúa en EL MUNDO.

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