Cuando llegamos a Poio, descargamos las maletas del autobús y las llevamos al hotel. Ya en el hotel
tuvimos tiempo libre para hacer lo que quisiéramos.
Antes de cenar tuvimos que
hacer una evaluación de las rutas. La cena estuvo bien, pero mejor después, porque tuvimos un festival de magia del instituto de
Badajoz: nos hicieron diferentes trucos y adivinanzas que estuvieron bastante
bien. Cuando acabó lo de la magia, hicimos como "una fiesta", estuvimos
pintándonos los brazos, las piernas, la cara... ¡todo fue genial!
A la mañana siguiente tocaba la despedida,
aunque primero desayunamos, cogimos las maletas y nos despedimos con alguna que
otra lágrima del otro centro. Cogimos el autobús y nos marchamos.
Jesús Ruiz
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